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Cuento No 45El estado de la exploración
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Cuento No. 7:¿CÓMO SABER QUE UNO ES? El cuerpo mental



“La mente existe como sirviente del alma”

Yogui Bhajan.



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Definir la mente ha sido un tema complicado, tanto para psicólogos, filósofos y científicos. Sin embargo, hay unas características específicas que nos permiten definir a la mente como ese conjunto de capacidades cognitivas que se manifiestan en la percepción, los pensamientos, la memoria, la imaginación y otras facultades adicionales.

La consciencia, por su parte, es ese “lugar” o esa “mente” que te permite saber de ti mismo. Y pongo mente entre paréntesis porque no encuentro otra forma de decirlo. Sin embargo, para mí el cuerpo físico tiene mente y el alma (El SER) tiene conciencia. ¿Lo ves? Son lo mismo pero diferente. La mente es la que procesa información del entorno y la convierte en pensamiento. La consciencia observa los pensamientos, las emociones y las acciones/reacciones y las convierte en conocimiento. El pensamiento se forma por la comunicación de las neuronas dentro del cerebro. El conocimiento se forma por la interacción de 3 aspectos fundamentales que conforman la consciencia: Voluntad, información y energía. El grado de cada uno de esos componentes le confieren al SER diferentes niveles de consciencia.


Pero vamos por partes. De acuerdo a mi fundamento yóguico, la mente tiene las siguientes características:


1.

La mente trata de operar la mayor parte del tiempo de forma automática. Esto hace que muchas de tus percepciones, pensamientos, imágenes, sean producto de “grabaciones” predeterminadas, en tus primeros años como humano. Ahora, eso lo hace por un concepto de eficiencia energética. Operar en piloto automático lleva mucho menos desgaste energético que cuando lo haces con conciencia. Por eso es más complejo aprender algo nuevo.


2.

La mente siempre está en movimiento. Es básico, si la mente se detiene no puede funcionar.


3.

La mejor forma que la mente encuentra para operar es por contraste. Para ella es muy importante la polaridad porque es a partir de allí de donde tiende a clasificar las cosas y darles un sentido. Recuerda, la mente siempre busca contraste y polaridad.


4.

La mente es parte del cuerpo físico solo que más sutil. Es decir, después de la muerte ella se queda con el cuerpo. La que se va con el alma es la consciencia.



Ahora, para conocer tu mente cuentas con un componente maravilloso, la consciencia. Como te mencioné antes la consciencia está conformada por: voluntad, información y energía. Al hablar de voluntad me refiero a la intención de crear (o destruir), transformar y experimentar la vida en todas sus facetas. En relación a información me refiero al paquete de “instrucciones” que dan forma a esas creaciones y experiencias. Y la energía es ese grado de vibración que impulsa las acciones y la manifestación.

En Kundalini yoga vemos algo que se llama el ciclo del intelecto. Te lo quiero explicar rápidamente para graficarte como es que yo hago para conocer mi cuerpo mental y trabajar sobre él.


Creo, con certeza, que existe un campo cuántico universal del cual “salen” todas las ideas. Nuestra “mente” pesca de allí las ideas que más se acerquen a su nivel de vibración y “pinta”, por decirlo de alguna forma esa idea original con el color que le dan sus identificaciones, emociones, proyecciones, intenciones y apegos inconscientes que, normalmente, provienen del pasado (de esta vida o de otras). Esa idea original, pintada del color de la mente, se convierte en pensamiento, que emite un juicio distorsionado de la realidad creando a su vez emociones inapropiadas que desperdician tu energía y deterioran tu salud (física, mental y/o emocional). Estas emociones se vuelven deseos que te impulsan a actuar impulsiva e inapropiadamente creando consecuencias en el entorno que te rodea.




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Al no usar la consciencia en este ciclo y dejarlo que se produzca de manera automática estamos perdiendo cantidades enormes de energía y comenzamos a crear una realidad de la cual no somos conscientes, por lo que la mayoría de las veces nos victimizamos.


Ahora bien, el asunto aquí es ¿Cómo logro conocer mi cuerpo mental? A través de la consciencia y su herramienta, la voluntad. Como puedes ver en el gráfico anterior, la voluntad puede ser usada de manera consciente en dos momentos del ciclo del intelecto.

  • La primera parte es exactamente en el punto de liberación de la idea original y su conversión en pensamiento. La clave aquí es lograr identificar el color de tu mente y esto lo haces observándote para ver: ¿Cuáles son tus creencias, tus mandatos, tus deseos, tus miedos, tus imágenes, posturas mentales y emocionales con respecto a la vida? Y de poco a poco verás como esas preconcepciones son las que forman la percepción de tu realidad, y al modificarlas modificas tu realidad.

  • La segunda parte para usar la voluntad y cambiar el ciclo del intelecto es la que se encuentra entre la emoción y el deseo. Si te das el tiempo prudente para ver la emoción, sentirla y preguntarte si esa emoción es real o viene de un pensamiento coloreado que no es tuyo, porque es condicionado por el medio ambiente que te lo instalo ahí, podrás fortalecer, equilibrar y refinar la parte de tu mente responsable de ese comportamiento que quieres cambiar.

Saber que uno es implica una cualidad más trascendente. La de conocerse y observarse. Pues bien, en este cuento del camino te invito a conocer tu mente, a sentir sus límites, su forma y su potencial. Aprender a usarla como servidora del alma, y esto solo depende de la profundidad de tu experiencia y comprensión de su naturaleza, estructura y funciones básicas.


Ahora, es importante anotar que para conocer nuestra mente no podemos hacerlo desde el intelecto, porque es imposible hacerlo desde allí. Es como ser juez y parte. El conocimiento de la mente solo se da a través de la práctica personal de observación, presencia y experiencia. Nunca olvides que estás aquí para Ser Tú y tu no eres tu mente, ella solo es un excelente instrumento que te sirve a ti.


Nos leemos la próxima semana con el conocimiento de tu cuerpo emocional.


Un abrazo.


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