top of page
Cuento No 45El estado de la exploración
00:00 / 08:59

Si no tienes tiempo,
¡ESCUCHALO!

CUENTO No. 34: LOS ESTADOS DEL SER Cap. 7 El estado de la acción con propósito

Esta semana quiero hablar, en el marco de este sendero, de la Responsabilidad. De acuerdo a la Real Academia Española la palabra responsabilidad, dentro de varios significados, se define como: la capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente. En el cuento de la semana pasada hablábamos del estado de la elección y como el poder elegir nos hacía libres.


Ahora bien, toda elección lleva consigo, además de una renuncia, una responsabilidad. Lo que implica que una vez elegido algo se debe tener la capacidad de reconocer y aceptar las consecuencias de dicha elección. Y recuerda, no elegir delegando en otros esa toma de decisiones, también es una elección de la que eres responsable.


En nuestro entorno se usa mucho la palabra culpa. Es muy loco, porque cuando a veces enfatizo en algo y digo cosas como … “tú eres responsable” … la gente inmediatamente asume que estoy diciendo tu tienes la culpa. Y nada más alejado que eso. Personalmente no me gusta usar esa palabra, de hecho, me cuesta incluso escribirla aquí. Pienso que hablar de culpa es hablar de maldad, es como si alguien hiciera algo con maldad y ya hecho no puede hacer nada frente a las consecuencias. Es una palabra que juzga y condena, y como tal, aniquila a quien lleva consigo ese adjetivo.


Por otra parte, ser responsable es asumir las consecuencias de un acto con el poder de responder. Responsabilidad para mi es la capacidad que tenemos de responder y al hacernos responsables es como si dijéramos si, eso paso por algo que dije, hice, pensé o no dije, no hice, obvie, pero aquí estoy para resarcir las consecuencias y hacerlo mejor esta vez. Les voy a contar una anécdota porque ya saben que me gusta mucho graficar lo que quiero decir.


Esta semana saqué, como de costumbre, a uno de mis perros para dar su vuelta “mañanera”. Afuera estaba un perrito muy bravo que cuando lo vio se puso a ladrar y a manifestarle que no se le acercara. Pirata, mi perro, es super juguetón y no cree en la maldad. Así decimos nosotros, porque no entiende cuando otro perro lo quiere agredir. El cree que todo es un juego. Pues bien, yo lo alejé y salí con el a su vuelta, pero de regreso, este ser se me soltó y salió corriendo a saludar a “su amigo – el enojón” y pues adivinen… Efectivamente el enojón lo mordió y lo agredió. Pero sin embargo Pirata seguía ahí porque creía que era parte del juego. La cosa fue que los logramos separar, yo cogí a mi perrito y lo revisé muy asustada, por cierto, y el tema no trascendió a mayores.


Sus dueños se acercaron muy apenados a revisar a Pirata y a pedirme disculpas y ofrecerse para lo que se necesitara y todo el cuento. Yo les agradecí y empatice porque sé lo que es el hecho de tener un perrito complicado. Sin embargo, sé que la responsabilidad de todo lo sucedido fue 100% mía porque, sin quererlo, dejé que mi mascota se soltara y fuera hacia el otro perro. Ahora, asumiendo mi responsabilidad, me puse en pie y dije: siguiente paso. ¿Qué tengo que hacer? Y lo hice. Si la sensación que hubiera sentido no fuera de responsabilidad sino de culpa… Me habría enojado con los dueños del “perrito enojón” y seguramente me hubiera paralizado sin saber qué hacer.


ree

Yo les pido a mis consultantes que traten al máximo las emociones de culpa y vergüenza. Son las de peor vibración que existen y la verdad es que no aportan en nada. Pero regreso a nuestro sendero del Alma.


A estas alturas de la lectura entonces te estarás preguntando, pero qué tiene que ver la responsabilidad con el estadio de la acción con propósito. Y mi respuesta es todo. Cuando tu decides algo y eso lleva implícito una acción este sendero te recuerda que consideres el para qué de esa acción. Sobre qué tipo de elección (desde el corazón o desde el miedo) estás decidiendo “caminar/accionar” porque ello traerá unos efectos de los que si o si serás responsable.


Por eso se llama acción con propósito. Es un sendero que nos invita a actuar bajo el amparo de un objetivo o meta, no actuar por actuar, malgastando energía y recursos necesarios para otros fines mayores. Este sendero, a quien lo tiene activo en su plan del Alma, le pide madurar e integrar el deber verdadero en función de lo que se es, fuera de los convencionalismos en la forma de actuar. Es decir, te invita a hacer lo que viniste a hacer, independientemente que “otros o el entorno” te diga que eso no vale la pena, no es productivo, no es rentable, no es bien visto, no se puede, no se debe, etc. etc. etc. Te pide conectar con tu verdadera esencia para ver tu luz y de esa forma manifestarse en el mundo a través de tus acciones.


Por sus hechos los conoceréis” y aquí quisiera hacer una pausa para preguntarte:

  • ¿Qué dicen tus hechos hoy de ti y de tu deber verdadero?

  • ¿Qué es eso que tanto quieres hacer, pero aún no te lo permites?

  • ¿Qué crees que es el éxito?

  • ¿Cuáles son tus pasiones?


Este sendero, aunque suene paradójico, nos habla también de la necesidad de soltar y confiar. Nos habla del camino de la entrega total y absoluta para hacer lo que tu Alma pide que hagas y no lo que tu ego exige que muestres. Y ojo, soltar el control no es ceder el poder. Son dos cosas diferentes. Soltar el control nos habla de “comprender el tiempo” y trabajar con él a nuestro favor. ¿Recuerdas el cuento donde te hablaba de los tiempos de Dios? Soltar el control significa fluir con esos tiempos sin dejar de hacer lo que nos corresponde, comprendiendo que todo aquello que nos merecemos y nos corresponde llegará en su debido momento, pero no por ello se deja de actuar con propósito. Porque actuar con propósito es saber que nuestra acción está unida a las fuerzas divinas que residen en nosotros, así que “soltamos las riendas y avanzamos”.


Este sendero bien aspectado nos habla de personas que buscan actuar noblemente, aunque de una forma seria y un tanto rígida. Hay en ellas una profunda ambición, que puede manifestarse en la búsqueda de objetivos externos (alcanzar una posición cumbre en la vida, por ejemplo) o internos (altas metas de desarrollo personal o espiritual). Su objetivo es llegar a ser impecable en sus acciones y manifestaciones. Buscan el crecimiento interior y alcanzar una alta nobleza de espíritu.


Ahora bien, mal aspectado, nos habla de personas con exceso de responsabilidad y ambición, pudiendo afectar otras áreas de la vida. Tendencia a culpabilizarse por no llegar a cumplir sus o los objetivos, manifestando dificultad en percibir los verdaderos objetivos en función de lo que se es. Así mismo, pereza y abandono en un polo o adicción al trabajo en el otro polo. Exceso de responsabilidades. Ideas rígidas. Búsqueda obsesiva de la buena imagen. Sentimientos de culpa. Inflexibilidad mental. Mal empleo del tiempo. Avaricia. Celos y envidias. A nivel físico, hipocondría. Rigidez. Golpes o rojeces en el rostro. Ansiedad patológica. Problemas de visión. Problemas en el brazo izquierdo.


Encauzando todas mis fuerzas hacia mi propósito y controlando mis miedos, afronto victoriasemante mis retos

Mary K Greer


Cuando a alguien le sale este sendero activo en su Plan del Alma y está bien aspectado, es decir, en el momento presente esta persona está viviendo su propósito de vida y todos los días actúa en su marco, el mensaje que nos trae la lectura de su plan es algo como: No te detengas. Sigue avanzando. Se va a dar. Para avanzar, primero hay que arrancar. Chequea que tu ego y tu Alma estén bien alineados y que sea un movimiento de evolución personal y no un ejercicio de mostrarse para ser visto.


En mi casa hay un dicho muy bello y es que el que nada hace no le pasa nada. A quien hace le pasan cosas y ya está. Y pues sí, somos de los que preferimos que nos pasen cosas.


Hoy miro hacia atrás y comprendo por qué amaba tanto trabajar con y en proyectos. Siempre manifestaba que el hacer por hacer no me satisfacía mucho. Me gustaba el hacer con propósito y los proyectos siempre te conducen a eso. El proyecto te pregunta qué quieres lograr y luego qué vas a hacer para conseguirlo. Siempre se fijaban primero los objetivos y luego el plan de acción. Esa forma de ejercicio profesional me permitía acompañar a las empresas y emprendedores a actuar con propósito y, hoy, uniendo los puntos en mi nueva forma de acompañamiento, en el fondo sigo haciendo lo mismo solo que ahora el propósito es mucho más profundo y trascendental.


Termino deseándote una vida, vivida desde el propósito y con sentido. Que todas tus acciones responsables te lleven a hacerte cargo de todas las consecuencias porque siempre tuviste presente el para qué.


Pauli


Comentarios


Ya no es posible comentar esta entrada. Contacta al propietario del sitio para obtener más información.
bottom of page