CUENTO No. 33: LOS ESTADOS DEL SER Cap. 6 El estado de la elección
- Paulina Villegas
- 14 may 2023
- 6 Min. de lectura
Para aquellos que apenas están llegando a este lugar y se encuentran con este cuento, deseo actualizarles y contarles que, desde hace ya varias semanas, venimos trabajando los diferentes senderos y estados por los que pasa un Alma en sus diferentes encarnaciones. Esta semana es el turno para el sendero o estado de la elección. Los senderos anteriores nos hablaron de estados condicionados por la familia y/o la sociedad. Ahora este sendero nos habla de la capacidad de decisión, elección y renuncia que tenemos frente a todo aquello que se nos presenta.

Es importante notar que toda elección representa una renuncia y nos regala el dilema de preguntarnos ¿Qué es lo mejor para mí? ¿Qué suelto y con qué me quedo? Ay, y miren lo hermoso de la vida. Mientras escribo este cuento se está dando el eclipse de luna llena en escorpio que nos invita a soltar lo que ya no va más. A cerrar un ciclo que, si o si, debe cerrar para abrirnos a las nuevas oportunidades de la vida. Curioso ¿no?
Bueno, pero continuando con nuestro tema. El hecho de que toda elección siempre nos lleve a una renuncia nos detona el miedo a saber si tenemos la capacidad de elegir bien. Esa incertidumbre de saber ¿Qué es lo mejor para mí, que me conviene más? Da pavor. Físico pavor. Sin embargo, ese es el verdadero significado de la libertad o el “famoso” libre albedrío. El tener la capacidad de elegir y, por supuesto, renunciar.
Es bien paradójico este tema de la libertad. Por un lado, la pedimos a gritos, la exigimos, la reclamamos como derecho y sin embargo cuando la tenemos, ese miedo, ese pavor que nos da tomar decisiones y elegir, en tantísimos casos, nos lleva a no hacerlo; sin siquiera pensar que esa también es una elección. El no hacer nada y dejar que la vida, el gobierno, mis papás, mi pareja, mi jefe, etc. sea quien tome la decisión por mí no nos exime de la responsabilidad de los efectos o consecuencias que traiga esa decisión que tomaron otros por mí. El hecho de ceder mi poder, no me quita la responsabilidad. En el mundo empresarial decíamos: Usted puede delegar la función, pero nunca la responsabilidad. Por lo tanto, siempre somos responsables de todo lo que conforma nuestra realidad, así digamos “esto no lo elegí yo”
A veces me pregunto ¿Será la edad o el camino que he decidido caminar? Te digo esto porque siempre fui defensora del libre albedrío. Siendo muy pequeña, educada en la religión católica, con la concepción de un Dios papa Noel todo amor, le decía a mi padre que a mí me parecía ese “señor” muy teso. Siendo el dueño de todo y pudiéndolo todo, cómo era posible que nos diera el libre albedrío. Cómo nos dejaba hacer todo lo que nos daba la gana y “ni se inmutaba”. Que yo veía muchos humanos líderes o padres que no dejaban que sus subalternos y/o sus hijos hicieran lo que les “daba la gana” y eso que ellos no lo pueden todo. Siendo niña decía… Yo tengo que conocer a ese señor.
Me miro en retrospectiva y me da una ternurita con esa niña…
Pero, en fin. Hoy, de nuevo no sé si por los años o por el “conocimiento”, he comprendido que el libre albedrío no se trata de “hacer lo que te dé la gana”. Es más, me atrevo a decir que no se trata de hacer. Se trata de sentir y elegir. Hoy veo que hay muchas cosas que van a pasar en mi vida y están pasando, así yo no las quiera. Las cosas pasan y la realidad es objetiva. Pasa en mi vida lo que tenga que corresponder con mi propio proceso y mi propio plan. Entonces, hacer, lo que se dice hacer, no me ayuda en nada porque no va a cambiar eso que debo vivir.
Ahora bien, lo que puedo cambiar, lo que puedo elegir es la forma como asumo esas situaciones y retos y cómo gestiono lo que despierta en mí esa situación. Puedo elegir el camino del miedo sintiéndome una víctima y renunciar a la capacidad que tengo de aprender, sanar y transmutar eso que la situación me muestra de mí y de mi interior. Pero también puedo elegir el camino del amor y ver que la vida está para mí. Que así me guste o no me guste lo que está pasando, eso que está pasando es para mí crecimiento, mi desarrollo, mi madurez y que de allí debo aprender algunas cosas. Eso que pasa y me desagrada, carga una enorme cantidad de amor para mi porque me ayuda a evolucionar.
Todos los días, todo el tiempo, conscientes o no, estamos eligiendo cómo percibir lo que sucede en nuestra vida. Elegir desde el amor, es elegir nuestra verdad, desde la luz de la consciencia¹. Elegir desde el miedo evitará que observemos los aspectos de nosotros mismos que no queremos mirar y, de hecho, que rechazamos y condenamos. Sin embargo, es importante entender que este sendero no nos invita a darle la espalda al miedo. Al contrario, nos invita a mirarlo de frente, escucharlo y discernir.
Este sendero bien aspectado nos habla de la actitud de seleccionar y separar los “aspectos impuros” de las mezclas adulteradas. Así como del impulso de ayudar a los demás a conseguir su propia independencia. Nos habla de personas que se expresan con sutileza, que tienen una sensibilidad que atrae a las personas que buscan ser guiadas. Que sienten atracción por los animales y la naturaleza en general, con la necesidad de comprender el tiempo y sus ciclos.
Desde el otro extremo, este sendero mal aspectado nos muestra dificultad en tomar decisiones, en sentirse inseguro de elegir la mejor opción por el miedo a equivocarse. Esto hace que cada decisión se lleve un tiempo importante para ser tomada, por lo que muchos lo verían como una persona “lenta”. Desde el punto de vista emocional este mal aspecto llevará a una tendencia a rechazar el propio físico. Excesivo autoritarismo. Apegos o desapegos excesivos. Y a nivel físico presentará problemas en pulmones y sistema respiratorio. Problemas con los senos. Problemas con la alimentación, anorexia o bulimia. Tendinitis.
Saber elegir nos reclama tener claros nuestros valores y creencias para decidir que es esencial y que no lo es para nosotros. En el fondo, la elección se trata de saber con toda claridad quién quieres ser en esta vida, cómo te conectas con los demás y en qué nivel, y, muy especialmente, sobre lo que soportarás y lo que no. Para tomar buenas decisiones, es fundamental conocerte a ti mismo, tener claras tus creencias y valores personales, y mantenerte fiel a ellos. Es claro que no todas las decisiones son fáciles de tomar, más en estos tiempos donde la incertidumbre es la constante de la vida. Sin embargo, mi sugerencia es que no tomes una decisión basada en el miedo, la preocupación, la culpa o la vergüenza. Ahora, más que nunca, debes elegir el amor: amor por ti mismo, amor por los demás y amor por el Universo.
El sendero de la elección o libre albedrío te anima a unificar fuerzas duales, y sin embargo, puedes juntar dos partes que aparentemente están en oposición entre sí y crear algo que sea 'completo', unificado y armonioso. En cada elección, hay una cantidad igual de ventaja y desventaja, oportunidad y desafío, positivo y negativo. Cuando aceptas estas dualidades, construyes la unidad de la que fluye el amor².
En el sendero anterior, el de la canalización te hable de conectar con el corazón. Pues bien, en este sendero ya no solo es conectar sino escucharlo y hacer lo que él indique. Cuando te permites soltar y dejar que tu intuición te guíe en la toma de decisiones, es mucho más sencillo elegir el camino correcto. Aunque pilas, no obstante, la elección correcta no necesariamente es la más buena, la que te hará vivir en estado permanente de felicidad y dicha. A veces es todo lo contrario, pero el corazón sabe. Y cada situación “desagradable”, siempre tiene un hermoso regalo.
Así que te invito a que no sigas ciegamente los dogmas de otra persona. Cuestiona todo y presta atención a cómo responde tu Ser Superior, tu intuición, tu corazón. Cuando no tengas mucha claridad, permítete explorar diferentes alternativas tomando lo que sea útil para ti.
Y mientras tanto, ten presente las siguientes preguntas detonadoras:
¿Cuándo experimentas el amor y la compasión más divinos?
¿Cómo puedes traer aún más amor y compasión a tu vida?
¿Estás viviendo en alineación con tus valores personales y sistemas de creencias?
¿Cómo puedes crear más alineación?
¿Desde dónde estoy eligiendo?
¿Hago lo que me gusta?
¿en qué aspecto de mi vida no he podido tomar una decisión y por qué?
Para mí. Saber elegir es una fortaleza que todos deberíamos desarrollar, entrenar y practicar.
Nos leemos pronto.
Pauli.
¹ Maria Alexandra Cabrera
² Brigit Esselmont
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