CUENTO No.3: LA ESPIRITUALIDAD DE LA MATERIA
- Paulina Villegas
- 16 oct 2022
- 7 Min. de lectura
La Sadhana celular¹
No sé si ya lo mencioné, pero por si acaso. Hoy me desempeño como Coach espiritual y tallerista, certificada por el “Chopra Center” y “Escuela de vida”. Lo menciono en esta historia del camino porque lo que quiero compartir aquí está soportado en una de las lecciones de este gran maestro, a quien admiro y respeto. Este hombre nos muestra cómo las células aplican y practican la espiritualidad de la forma más honesta, práctica y sencilla en un sadhana que parece más bien una danza con la vida que cualquier otra cosa; Y si lo observas de cerca verás mis tips aplicados a su forma de existir y coexistir de forma asombrosa. Voy a mostrarte poco a poco.
El primer tip del que te hable en una historia anterior, era el de conocerte, perdonarte y aceptarte para que de esta forma lograrás autonomía. Pues bien, observa la célula.
En nuestro cuerpo hay más de 250 clases de células, cada una de ellas con una función específica que debe realizar diariamente para mantenernos vivos y bien. Por ejemplo, las células del hígado cumplen 50 funciones bien específicas de ellas, así mismo sucede con las células musculares, renales, cardíacas o cerebrales y ninguna de ellas quiere ser como la otra. Son lo que son, se conocen, saben lo que deben hacer y lo hacen sin superponerse una a la otra, porque reconocen que cada una es igualmente importante para el óptimo funcionamiento del cuerpo y todas las funciones son interdependientes. Realizarlas de manera aislada resulta inconcebible.
Por el otro lado, estamos nosotros los humanos, perdón, los seres espirituales viviendo una experiencia humana, luchando por querer ser como el otro, hacer lo que hace el otro, tener lo que tiene el otro. En una competencia absurda y totalmente contraria a lo que en la esencia espiritual somos. Una célula de un gran cuerpo que debe ser lo que es y hacer lo que le corresponde.
Las células en su gran sabiduría espiritual se combinan de formas super creativas para lograr cosas que, bajo una óptica estrictamente racional, serían imposibles de lograr. Es el caso que se da en nuestros procesos de aprendizaje donde las células deben adaptarse y ver cómo operan de manera conjunta para atender eso nuevo que les llega y nunca antes habían hecho. Digerir un alimento que nunca habían procesado, procesar información nueva que incluso va en contravía de la que ya tienen codificada. En ese mundo tan “material”, aparentemente tan poco espiritual, aferrarse a conductas anquilosadas resulta inconcebible por lo que la aceptación, la flexibilidad y la creatividad son parte inherente del proceso mismo de la vida. Te dejo a ti para que hagas el paralelo con tu capacidad de adaptación ante las nuevas situaciones, especialmente las que no quieres experimentar.
En el segundo tip de esa historia del camino te hable de que una de las claves que me ayudaron a encontrar mi felicidad y vivirla en estado presente fue la de encontrar mi propósito de vida o propósito de encarnación. Pues mira las células, observa que ellas tienen un propósito que va más allá de sobrevivir de manera independiente y a como dé lugar. Cada célula del cuerpo acuerda trabajar por el bien del todo, por el bien de ese cuerpo que configura a ese ser humano; el bienestar individual es secundario. De hecho, y de ser necesario, la célula morirá para proteger al cuerpo (lo que ocurre con frecuencia). Si investigas un poco verás como la vida de cualquier célula es muchísimo más breve que la nuestra; es el caso de las células de la piel que mueren por cientos cada hora, al igual que las inmunológicas que combaten los “bichos” invasores. En este plano de realidad el egoísmo resulta inconcebible, incluso cuando la supervivencia de las células está en juego.
Escucho y leo en muchas partes que el propósito de la vida, es la vida. Que nuestro único propósito aquí es vivir. Yo respeto mucho esa mirada y de hecho me parece muy interesante, sin embargo, la construcción que he hecho de mi verdad me ha llevado a comprender que soy parte de un todo. Yo lo veo así, soy una gota del océano, y como gota tengo algo que aportar a ese océano para que cada vez sea más grande, más fuerte, más vivo. Mi función no es estar ahí por estar. Se que tengo unas cualidades únicas (un poquito de más sal, tal vez soy más viscosa, o más ligera, en fin) que son importantes para el océano y no puedo obviarlas y de forma egoísta simplemente existir porque privo a todo el océano de lo que eso que yo tengo le puede aportar. Por eso para mí ese tema de entender el propósito es tan importante para ser feliz y sentirme importante en medio de todo este universo. Adicionalmente porque me permite sentirme útil y aportar, dejando de ser una simple egoísta que solo demanda de recursos para subsistir; Y cuando lo veo reflejado en un sistema tan pequeño, tan minúsculo, como la célula y sin embargo tan sabio, me sorprendo y digo que importante es sentir que tienes un propósito y lo aportas por el bien del colectivo.
Mi tercer tip hablaba de una sadhana, y de hecho fue así como titulé este cuento del camino. En él te invito a desarrollar una práctica espiritual diaria para sostener tu felicidad. Pues bien, veamos cómo lo hacen las células, esos “seres” microscópicos y aparentemente tan poco inteligentes y mucho menos espirituales.
Las células obedecen al ciclo universal de reposo y actividad. Aunque este ciclo se manifiesta de distintas formas (niveles hormonales fluctuantes, presión sanguínea, ritmos digestivos), su expresión más obvia es el sueño. Sigue siendo un misterio por qué necesitamos dormir, pero si no lo hacemos sufrimos disfunciones graves. El futuro del cuerpo se incuba en el silencio de la inactividad. La actividad obsesiva o la agresividad resultan inconcebibles (Chopra).
Ese reposo o inactividad de la que habla Deepak en un contexto humano, es la sadhana. Es esa pausa, ese reposo, ese momento de “inactividad” en el que te permites conectar con el infinito y recargarte e incubarte para sortear las experiencias de la realidad que estás constantemente creando. Así que aquí hay otro tip que resulta ser practicado por las células.
¿Recuerdas el cuarto tip? Hazte cargo de ti. Si, exacto. Cuando te hable de la actitud protagonista versus la actitud victimista. Pues miremos cómo se comportan las células. Es toda una revelación. En mis talleres y en mis sesiones siempre hay una tarea. Define cuáles son tus negociables y tus no negociables y establece tus sanos límites, tu zona vital para que a partir de allí puedas negociar con el otro, respetar sus sanos límites y vivir en la estrategia de ganar ganar. Las células saben muy bien cómo operan mejor y cuáles son sus niveles de eficiencia, por lo tanto, buscan funcionar con la menor cantidad posible de energía. En general, sólo almacenan tres segundos de alimento y oxígeno dentro de la pared celular. Esto hace que no haya consumo excesivo de alimento, aire o agua ni que “peleen por estos recursos”. Tienen la inteligencia de saber que están sostenidas y confiar que lo que necesitan les será proveído en el momento exacto. Se hacen cargo y no se victimizan.
Esta conducta también se puede observar en su forma de adaptarse a las situaciones que suceden y no quedarse allí quejándose por ello. Esto hace que sean flexibles para responder a cada situación. Cada célula permanece en contacto con todas las demás. Hay células mensajeras que corren en todas direcciones para notificar a los puestos avanzados más lejanos cualquier intención o deseo, por pequeño que sea. Retirarse o negarse a comunicar resulta inconcebible, así como mantener hábitos rígidos resulta ilógico dentro de su propia naturaleza. (Chopra)
Y el último tip, la capacidad de empatizar y relacionarse. Es hermoso ver cómo estos minúsculos seres comprenden que ellas en esencia son iguales, pese a su “diferencia funcional” por llamarlo de alguna forma. El hecho de que las células hepáticas sean diferentes de las cardiacas, y las musculares de las cerebrales, no contradice su identidad colectiva, que es inalterable. En el laboratorio, una célula muscular puede transformarse genéticamente en célula cardiaca refiriéndola a su origen genérico. Las células saludables permanecen vinculadas a su origen sin importar cuántas veces se dividan. Vivir en aislamiento resulta inconcebible. (Chopra)
Y finalmente la expresión de una actitud que para mí es la cualidad fundamental que tenemos al expresar nuestra espiritualidad, la cualidad de dar-SE.
La actividad principal de las células es dar, lo que mantiene la integridad del resto. El compromiso total con la concesión produce automáticamente la recepción, la otra mitad de un ciclo natural. Las células se reproducen para transmitir a su descendencia, sin restricciones, su conocimiento, experiencia y talentos. Es una clase de inmortalidad práctica: someterse a la muerte en el plano físico, pero vencerla en el no físico. (Chopra)
Para mí nosotros, seres espirituales viviendo una experiencia humana, estamos aquí con el único propósito de compartir. Ahora, no estoy hablando de dar, ni de ayudar. Hablo de compartir, que se refiere a aquello en lo que puedo servir, que solo nosotros tenemos y que proviene de una fuente ilimitada de recursos. No se trata de compartir alimento, ropa, bienes materiales. Se trata de darnos. Darnos significa compromiso, el compromiso de ponernos ahí al servicio del otro, de los otros. No es diezmar para quedar bien o hacernos más prósperos. No es regalar o ayudar con agenda oculta. Es dar, como la célula, eso que nosotros somos. Nuestro conocimiento, nuestros talentos, nuestra experiencia, para hacer más rica la existencia y nutrir este océano vasto y complejo de la vida.
Para mí las células viven en Sadhana y tienen mucha más espiritualidad en su accionar que la que tenemos nosotros acumulada en nuestro intelecto. Hoy en día con tanta oferta de espiritualidad y conexión, veo muchas personas con una cantidad enorme de conocimientos y sabiendo mucho de todo, pero al ver sus acciones, sus palabras y sus obras me alcanzó a confundir porque no encuentro coherencia. Para mí es mejor saber poco siendo coherente y consecuente con eso que digo saber; que saber mucho y vivir de forma inconsecuente con eso que digo saber. Es por ello, que te invito a emular algo de lo que las células nos muestran. Una partecita no más, que de poco en poco vas logrando vivir en ese estado de flujo. Ese estado que seguro te permitirá sentirte feliz, pero sobre todo te permitirá tocar tu instrumento en la sinfonía de la vida creando la hermosa melodía que solo juntos, y cada uno aportando, se puede crear.
En mi sección de herramientas para ser y en souvenirs vas a encontrar una serie de propuestas que te hago para vivir en sadhana y lograr ese estado de espiritualidad que la vida nos muestra en sus partes más sencillas.
Hasta pronto.
¹ Historia basada en el Secreto No 1: El misterio de la vida es real, del libro: El Libro de los Secretos de Deepak Cho






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